Acabo de llegar a mi querido pueblo después de un viaje de estudios que duró 5 años. Hoy, por fin, iré a visitarte. No le avisé a nadie, pues quiero que te sorprendas; me visto con mi camisa blanca favorita (la que tu me regalaste) y salgo camino al lugar donde vives. Voy de camino, y te compro unas flores de color rojo, negro y blanco. Tus favoritas. Estoy llegando, y recuerdo el día que nos conocimos: Tú estabas en el parque principal, me acerqué a ti y noté tu fría personalidad. Me gustaste. Insistí durante muchos meses hasta que por fin comenzaste a mostrarte más alegre y cariñosa conmigo; surgió un amor que nunca ha podido disolverse a pesar de las difíciles situaciones... Llego al lugar del cual sé que no te has movido durante los últimos 5 años. La puerta está abierta, entro y me acerco a ti mientras la luna me ilumina. Me arrodillo ante la lápida, dejo las flores en el suelo y saludo: -Hola, amor. Te he extrañado tanto...